Hablemos sobre cómo el Día de San Valentín es la fiesta capitalista por excelencia
¿Hay alguna festividad que no esté manchada de consumismo? La respuesta corta es “no”; sin embargo, algunos días festivos se crearon deliberadamente para ser capitalizados. La conocida empresa de tarjetas de felicitación Hallmark comenzó a crear tarjetas para el Día de San Valentín a principios del siglo XX. Sin embargo, la práctica de intercambiar tarjetas en el Día de San Valentín, data de mucho antes.
Los orígenes del Día de San Valentín como festividad dedicada al amor y el romance se remontan a la antigua Roma. A mediados de febrero se celebraba el festival Lupercalia, en el que los jóvenes sacaban los nombres de las jóvenes de una caja y se emparejaban durante el festival. Seguido estos emparejamientos terminaban en matrimonio. Estamos hablando del predecesor de programas como Love Island.
En la Edad Media, la iglesia cristiana intentó apropiarse la festividad pagana declarando el 14 de febrero como día festivo de San Valentín, el mártir cristiano ejecutado ese día en el siglo III. Con el tiempo, la festividad se asoció con el amor y el romance, y la práctica de intercambiar tarjetas y regalos se volvió cada vez más popular.
San Valentín, un invento capitalista estadounidense para impulsar los negocios
Como mencionamos antes, a principios del siglo XX, Hallmark reconoció el potencial comercial del Día de San Valentín y comenzó a producir tarjetas específicamente para ese día. Las primeras tarjetas de San Valentín de la empresa eran sencillas con imágenes de corazones y flores. Pero a medida que la práctica de intercambiar tarjetas se hizo más popular, Hallmark volvió los diseños más elaborados.
Hoy, el Día de San Valentín es una de las festividades más importantes para la industria de las tarjetas de felicitación. Generando millones de ejemplares intercambiados (con la contaminación que crean) cada año. A pesar de sus raíces en la historia antigua y la iglesia cristiana, la festividad se ha convertido en una celebración secular de amor y afecto.
Las tarjetas de Hallmark desempeñaron un papel importante en la capitalización de esta fecha, obteniendo ganancias a través de manipulación emocional. El número de tarjetas de San Valentín vendidas anualmente ha cambiado, pero sigue siendo un elemento comercial esencial. Según la GCA (Greeting Card Association) en Estados Unidos se compran anualmente 145 millones de tarjetas del Día de San Valentín.
Esta cifra ha disminuido respecto a años anteriores, debido a que la comunicación comercial se ha comido el mercado tradicional de las tarjetas físicas. Sin embargo, el Día de San Valentín sigue siendo una de las festividades más importantes para la industria de las tarjetas de felicitación. Empresas como Hallmark y American Greetings continúan produciendo una amplia gama de tarjetas para la ocasión.
A pesar del auge de la comunicación digital, muchas personas aún prefieren el toque personal de una tarjeta física, y la demanda de tarjetas para el Día de San Valentín sigue siendo fuerte. Desde simples y sentimentales hasta elaboradas y humorísticas, las tarjetas del Día de San Valentín continúan siendo una forma importante para que las personas expresan su amor y afecto por sus seres queridos.
San Valentín crea expectativas inalcanzables para las finanzas de las personas normales
El precio promedio que paga una pareja por los regalos del Día de San Valentín puede variar ampliamente según varios factores, como el tipo de regalo, la ubicación y el presupuesto de la misma. Dicho esto, según encuestas y estudios recientes, la cantidad promedio en dólares gastada en regalos del Día de San Valentín es de alrededor de $100 a $150 por pareja.
Los regalos comunes del Día de San Valentín incluyen flores, chocolates, joyas, ropa y salir a cenar, y el costo de estos artículos puede variar según la calidad, la marca y la ubicación. Además, algunas parejas pueden optar por dar regalos más únicos o personalizados, como experiencias, artículos hechos a mano o recuerdos sentimentales, que también pueden variar mucho en costo.
Los ideales románticos de relaciones felices nos llevan a la infelicidad y la desesperación
Sea como sea, la cantidad que gasta una pareja en los regalos del Día de San Valentín es una decisión personal. Esto se ve influenciado por varios factores, como su presupuesto, la dinámica de la relación y las expectativas culturales. Por eso, más allá de satanizar el día de los enamorados, lo único que nos queda es celebrarlo con sentido crítico y elegir nuestros regalos de la forma más consciente posible.
Que este Día de San Valentín sea una oportunidad para conversar sobre ideales románticos poco realistas y despertar sobre la influencia del capitalismo entre nosotros y nuestros seres queridos.